La chica, distraída, caminaba de un lado a otro en actitud de espera por unas de las calles más transitadas de la ciudad .Sin ella advertirlo, un coche redujo su marcha hasta situarse a su misma altura.
-Disculpa señorita ¿puedo llevarla algún sitio?-dijo de pronto el conductor, miestras intentaba sin éxito no reirse por la situación.
La chica, imitando estar sorprendida por la petición, se inclinó levemente hasta la ventana del coche.-Disculpa, pero tengo por costumbre no montarme en coches con desconocidos- contestó la chica esbozando una leve sonrisa de complicidad.
-¿No?-respondió con otra sonrisa el conductor.-¿Y desde cuándo soy yo un desconocido?-
El sonido del clapson impacientes de varios coches indicaban al chico que no debía retener el tráfico por más tiempo.
-Todavía sigo esperando tu llamada-terminó de decir el chico.
En menos de una fracción de segundo, la chica había abierto la puerta del coche y sentado en el asiento del copiloto.
-¿Momento para compartir?-preguntó la chica.
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